jueves, 14 de enero de 2010

Talasemia

 Una de mis cuentas pendientes es acabar un libro de poémas que inicié hace ya tres años. Es un texto que gira entorno a una enfermedad de la samgre, la que se conoce vulgarmente como "anémia meditrránea". Talasemia iba a ser un libro que hablara de la familia, de su legado físico y emocional. Lo que ocurre con los poemas en los que una habla de sí mísma es que te pesan tanto que no puedes tirar de la carga,  opte por abandonarlo. Una de las personas que lo leyò me dijo: " me ha costado llegar al final,, hay mucha famlia , palabras que se repiten constantemente en los poemas y muchos muertos . Yo no era consciente de ésto, volví a leer el texto y entendí lo que me decía. No dejé de escribir por éste motivo, si no porque en ese instante fuí consciente de que - de momento- no podía hacer más por él.
Hoy ha sido un día de balances, recordé el libro. He vuelto a sus páginas llenas de correcciones, de apuntes, de sentimientos que en ese momento olvidé, de nostálgia. He caminado entre sus palabras que son mis palabras, algunas acertadas, otras no tanto. Quizás ahora tampoco sea su momento, el reencuentro ha sido muy emotivo, así que voy a compartir uno, aunque no sé que final tendrá, al menos éste volverá a estar vivo.



Juntas, alrrededor de la mesa,
como si estuviésemos muertas,
como la imágen de una película,
las mujeres - entre balbuceos y conjeturas-
esperamos a que caíga el día.
Es entonces cuando una nube
inmensa, negra, se nos instala encima.
No llega de repente,
entre tormenta y tormenta
tozos aislados aquí o allá
se han ido uniendo
-quizás por la falta de cariño-.
Es nuestra.
Una receta más,
que cuando abandonamos la casa,
nos llena de dudas
arrastrándonos a una profunda fatíga,
pálido el rostro, nos roba el aliento,
bajo una apariencia normal se oculta su veneno.


2 comentarios:

  1. Después de 10 años (más o menos) de silencio literario (por llamarlo de alguna manera) he vuelto a intentar escribir... Y también he vuelto a leer cosas que había escrito hace mucho tiempo.

    La sensación es extraña, como si no fuera mío, como si no lo hubiese escrito yo. Y ahora es cuando le veo los fallos, pero no me atrevo a cambiar casi nada por dos motivos.

    Uno, que son textos pseudoajenos, o sea, del Yo que fui hace años.

    Y otro, porque si lo que dije en ese momento lo dije así, es porque tenía que ser así.

    Consejo; está muy bien que retoques tus antiguos poemas, pero siempre que sigan diciendo y significando lo mismo, aunque de otra manera... Desde la experiencia, por ejemplo.

    Creo que serás capaz de entender lo que digo.

    Un abrazo.

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  2. Yo te anímo mucho a escribir, es muy satisfactorio la mayoria de las veces, me gustaría leer algo tuyo.
    Reconozco esa sensación que explicas, yo también la he experimentado. Hay quien piensa que los poemas una vez escritos no se deben modificar, pero yo no comparto ésta idéa. A veces dejas un texto, luego lo retomas, eres otro/a pero ese cambio puede mejorar el texto precisamente porque eres más consciente de los fallos. Aunque ésto es muy personal. Afortunadamente yo tenía personas a mi alrededor- o yo al de ellos- que me ayudaron a crecer.
    Voy a aprovechar éste momento dócil, y desde aquí les doy las gracias, a Engracia que me leyó la primera y me animó a escribir siempre, aún hoy, a Miguel que me enseñó, me corrigió y muchas veces me sufrió, a Isidro que me lee con mucho cariño- le gusta todo lo que escribo- en fin, personas que han hecho de mi lo que soy- literariamente hablando-, claro.
    Yo te voy a dar otro consejo; escribe siempre desde la humildad, aunque abordes temas difíciles, o te guste el trabajo y lo consideres acabado, porque siempre habrá un espacio para cambiar las cosas si quieres. Estoy segura de que también tú me entiendes.
    Isabel

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