domingo, 27 de febrero de 2011

De dioses y hombres


Unos monjes encaran su última cena al son de los compases de "El lago de los cisnes" de Tchaikovsky (parece el inicio de una película más acerca de una batalla sobre el  poder religioso, el que llega a destruir al ser humano motivado por un ser ¿divino?). En realidad es una de las escenas más emotivas que he llegado a ver en mucho tiempo en el cine. Creo que es de esas imágenes que se recuerdan siempre.
“…En la Argelia de finales del siglo XX, con la tensión creciendo por culpa de violentos ataques terroristas y del despotismo del Gobierno, un grupo de monjes cistercienses de origen francés resiste en su monasterio, viviendo con poco pero ofreciendo todo su apoyo a los habitantes de la zona, que son musulmanes…”



 Con este punto de partida, y basada en unos trágicos hechos reales, De dioses y hombres  es un retrato acerca de la tolerancia y la moral tanto escasea en estos difíciles tiempos.  Una historia que se podía contar de muchas formas, pero  en la que Xavier Beauvois,  su director,  pone las herramientas narrativas al mismo nivel de introspección, de silencio y de reflexión que la historia puede llegar a dar.

Magnífica película; premio especial del jurado en Cannes, la cinta representará a Francia en los Oscar y lo lógico sería que ganase ,al menos a mi me encantaría ya que creo que debe ser galardonada. La película merece mi admiración, no por retratar a unos monjes católicos de una manera verosímil (lo hace de manera impecable) sino porque ese retrato es excepcional desde el punto de vista fílmico.
La recomiendo encarecidamente


"Viviréis como hombres, caeréis como príncipes"

viernes, 25 de febrero de 2011

El final de la fiesta



Después de muchos días en los que la realidad se me iba anestesiando bajo los efectos de la niebla, hoy caigo en la cuenta de que la fiesta ha terminado. Yo quiero bailar, ser alta, delgada y guapísima- incluso tonta-,  quiero tener mi carné de baile completo y una larga fila de amantes esperando su turno. Y quiero, sobre todo, el silencio del final de la fiesta.


martes, 22 de febrero de 2011

La pérdida



Un cabello que cae
es como el primer verso de un poema,
siempre se ignora, pero en ocasiones
un poema acontece y solo el principio es valioso,
se asemeja a la hebra que cae insignificante,
como si ya buscase la despedida en la última caricia,
entonces un dolor desconocido azota la casa.
Todo final es caída, desplome, abismo vertical
con el que la luna con su natural audacia,
 te advierte de que no son estrellas
lo que a su alrededor brilla
sino bestias entre los matorrales escondidas
esperando a que un poema acontezca
para devorar su primer verso
antes de que puedas despedirte de él,
o ignorarlo.



lunes, 21 de febrero de 2011

Literatura tubular



Cierto es que el título parece algo que en realidad no es, lo de tubular me recuerda a las fajas que utilizaba mi abuela, pero el uso de las palabras te permite a veces darles una dimensión diferente, asi que precedido de literatura se asemeja a un género literario nuevo, y tampoco lo es, aunque podría serlo.
De lo que se trata en realidad es la imágen de una obra de arte creada por Briam Demett



Brian Dettmer, artista norteamericano nacido en 1974, escalpelo en mano, con la precisión de un cirujano, desata su imaginación para recontextualizar sus objetos y revelar significados ocultos.   
Trabaja con pilas de libros viejos, cajas de cassettes y montones de mapas obsoletos para descubrir la fuente perfecta de sus exploraciones conceptuales y disecciones escultóricas, modifica materiales ya existentes removiendo y manipulando elementos selectivamente como forma de permitir que surjan nuevas interpretaciones e ideas.
El artista ha realizado numerosas exposiciones en galerías y museos por América del Norte y Europa.



domingo, 20 de febrero de 2011

Todo el mundo debería conocer el lugar exacto del lunes en los mapas


Ejercicio poético


Todo el mundo debería conocer el lugar exacto del lunes en los mapas, debería saber que las piedras adquieren su redondez con más intención de lo que aparentan,  ocultan  en silencio, es necesario que las palabras tengan sentido alguna vez, que los gestos sean más que una sugerencia y menos que una palabra y yo desnuda por la casa y tú pestañas adentro desgastas la piel, adentro, la casa, yo desnuda y tú más piedra que yo, todo gesto, todo palabra. Todo el mundo debería conocer la ruta para encontrar un lunes en cualquier mapa y conocer la mutación constante girando alrededor de la memoria al que la piedra está sometida a la intemperie y ni un gesto la delata. Todo el mundo debería ser un mapa redondo con una grieta, como un rio seco lleno de piedras que al invocarlas sea yo líquida y te inunde a ti piedra lunes y permanecer allí evaporándonos dejando mapas secos de lunes de los que todo el mundo debería conocer el lugar exacto.





viernes, 18 de febrero de 2011

El ungido





¿Conoces al tipo de enfrente?
liturgia cotidiana, tan fijo, tan quieto
 predicador lobo sin sombra
sí, ya sé, juraría que de algo
 me suena su gesto caramelo vencido,
 de niñas humo toxico
 ¿lo has visto rondar tu casa?
 maestro ejecutor, ¿esperas
 acaso que desaparezca,
 con la lluvia borrarse  y perderse?
ahora el aire mueve sus faldas
audacia invertida
el que mira hacia los dos lados
Maquiavelo alerta cien años demás
murmullo arruga murmullo arruga
se disuelve la nocturna sentencia
hundido en invocaciones  ocultas
 boca culebra sea su gloria
por los siglos de los siglos.






lunes, 14 de febrero de 2011

Cartas de Anton Chejov y Olga Knipper





Chéjov (1860-1904) fue un escritor y dramaturgo ruso. Intercambió una inmensa correspondencia con la que sería última mujer importante en su vida, además de intérprete de su teatro. Pues Olga Knipper (1868-1959), rusa de origen alemán, era una de las actrices principales del moscovita Teatro del Arte, que puso en escena las últimas obras de Chéjov. En sus cartas se aprecia el nacimiento del amor, el matrimonio casi secreto (la familia de Chéjov no simpatizaba con Olga) y siempre su anhelo de encuentros y sus continuas separaciones que crean en ella –que pierde un hijo del escritor– la conciencia de no ser una buena esposa. Las separaciones tenían dos razones: por su tuberculosis, ya que Chéjov debía pasar los inviernos en lugares cálidos (Yalta o Niza), y a la vez él no quería que por ello Olga sacrificase su carrera de actriz. Aunque la salud de Chéjov se deterioraba por momentos, asistimos a sus esfuerzos por llevar una vida casi normal, sentimos como ama libremente a su mujer, y como al final muere en sus brazos (tras acabar de beber champán) en un balneario alemán, al que habían acudido juntos. Son cartas entrañables y siempre íntimas, donde se asiste al desarrollo del amor y quizá a la fase final en que incluso el cariño supera al deseo.






De Chejov a Olga



Yalta, 27 de septiembre de 1900


Olga, querida mía, mi pequeña actriz maravillosa, ¿por qué ese tono, ese humor quejoso y amargo? ¿realmente soy tan culpable? Pues bueno, perdóname, querida mía, mi zagala, no te enfades, no soy tan culpable como te lo hace creer tu desconfianza. Hasta el momento no he podido ir a Moscú porque estaba enfermo, no hay otro motivo, te lo aseguro, querida, te doy mi palabra. ¡Palabra de honor! ¿Me crees?

Me quedaré en Yalta hasta el 10 de octubre, trabajaré y luego saldré hacia Moscú o, según mi estado de salud, hacia el extranjero. En cualquier caso, te escribiré.

No he tenido carta de mi hermano Iván ni de mi hermana Macha. Evidentemente están molestos, pero no sé por qué.

Ayer estuve en casa de Sredin; había muchos invitados, casi todos desconocidos. Su hija está clorótica, pero va al liceo. Él padece de reumatismo.

En cuanto a ti, escríbeme detalladamente cómo ha ido "La hija de las nieves", cómo ha sido el principio de la temporada, cuál es el estado de ánimo de todos, cómo está el público, etc, Y, puesto que no eres como yo, tienes mucho que escribirme, tienes material para dar y regalar, mientras que yo no tengo nada, salvo quizá una cosa: hoy he cazado dos ratones.

En Yalta sigue sin llover. ¡Esto sí que es sequía! Pobres árboles, especialmente los del monte de al lado, que durante todo el verano no han recibido ni una gota de agua y están completamente amarillos; es como las personas que no reciben ni una gota de felicidad a lo largo de toda su vida. Hay que creer que así debe ser.

Escribes: "tienes un corazón amante, tierno, ¿por qué lo endureces?". Pero ¿cuándo lo he endurecido? ¿Cómo, pensándolo bien, he dado prueba de esta dureza? Mi corazón te ha amado en todo momento, y ha sido tierno contigo, nunca te lo ha ocultdo, nunca, nunca, y tú me acusas así a la ligera.

A juzgar por tu carta, deseas y esperas alguna explicación, una larga discusión, con caras serias y consecuencias serias; pero yo no sé que decirte, como no sea una cosa que ya te he dicho mil veces y que, por lo que parece, seguiré diciéndote durante mucho tiempo, esto es, que te quiero, y nada más. Si ahora no estamos juntos no es por culpa mía ni tuya, sino del diablo que ha puesto en mí el bacilo y en ti el amor por el arte.

Hasta la vista, mi querida viejecita, que los ángeles te guarden. No te enfades conmigo, palomita, no estés triste, sé sensata.

¿Qué hay de nuevo en el teatro? Escribes, te lo ruego.

Tu Antonio

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De Olga a Chejov


Moscú, 11 de diciembre de 1900


No puedo hacerme a la idea de nuestra separación. ¿Por qué te has ido, cuando deberíamos estar juntos? Ayer, cuando el tren se alejaba y tú con él, sentí por primera vez con agudeza que nos separábamos de verdad. Caminé durante mucho rato tras el tren, como si no me lo creyera, y de repente estallé en sollozos; lloré mucho, como no lloraba desde hacía muchos, muchos años. Estaba contenta de que Lev Antonovich estuviera contigo, sentía que él me comprendía y no me daban ninguna vergüenza mis lágrimas. Fue muy delicado, muy tierno, caminaba en silencio. Al final del andén nos quedamos mucho rato esperando que se fueran las personas que te habían acompañado: me repugnaban tanto que no hubiera podido ni verlas. Llorar me resulta algo suave y las lágrimas eran abundantes y cálidas, en los últimos años había perdido la costumbre de llorar; lloré y me sentí mejor. Fui a casa de Macha, me senté en un rincón y lloré suavemente durante mucho rato. Macha se quedó a mi lado en silencio; en la otra estancia María Timofeievna hablaba tranquilamente con Sulerjutski. Final del capítulo. A continuación pasaron todos a nuestra casa y Lev Antonovich empezo a examinar a las dos Marías de física y de geometría hasta hacernos reír. Con la nariz hundida en la almohada yo oía todo como en un sueño. Él les contaba cantidad de cosas sobre su vida, les enseñaba juegos de manos, pero yo me había desconectado por completo y en mi pensamiento iba contigo, oía el ruido cadencioso de las ruedas, respiraba el olor específico del vagón, me esforzaba en adivinar en qué pensarías tú, que pasaría en tu alma y, puedes creerme, ¿lo adiviné todo...!

A continuación cenamos tranquilamente. Sulerjitski y Drozdova nos hicieron reír, adoptaron todo tipo de actitudes extrañas y hablaron de modo risible. Se fueron y nosotros nos acostamos. He dormido mal, con sueño pesado, y me he levantado tarde; alrededor de mediodía he ido al teatro y allí me he enterado de que no había ensayo, pues se ensayaba "Stockman": Raevskaia está enferma y es Kocheverova quien la reemplaza para no cargarse el espectáculo. Al salir del teatro he ido a buscar noticias a casa de Raevskaia. Me encontraba bien y de humor tierno, era hermoso ver la caída de la nieve; me gusta esa sensación de calma y de suavidad. Raevskaia apenas habla, está en la cama con una bronquitis fuerte y 39.2 grados de fiebre. A continuación he vuelto a casa, he leído a DŽAnnunzio y me he puesto a escribirte, mi querido y buen Anton.

Seguramente recibirás mi carta el sábado, pues tardan al menos cinco días. ¿Cómo llegaste? ¿Cómo eran tus compañeros de viaje, no te han molestado con tus cigarrillos? ¿Has discutido con ellos? Aún no son las cinco, y a las nueve estarás en Varsovia. Presta atención, no cojas frío al cambiar de tren, y, por el amor del cielo, protégete y no te enfades conmigo si te hablo así, querido mío, y sigue llamándome, como en el pasado, "mi alma", "cachorrillo" y "chiquilla valerosa", ¿te parece?

Ya sabes, Antón, que me da miedo soñar, esto es, interpretar los sueños, pero me parece que de nuestro sentimiento surgirá algo bueno, fuerte, y cuando tengo esta fe siento mi ánimo maravillosamente despejado, siento el corazón cálido, tengo ganas de vivir y de trabajar, las vulgaridades de cada día ni me afectan y ua no me planteo preguntas sobre el sentido de la vida. Tú alimentas en mí esta fe, esta esperanza; los dos estaremos bien y no nos resultará difícil vivir separados estos meses, ¿no es así, querido mío? No sé por qué, me parece que ahora te pondrás a trabajar a gusto, y además en Niza descansarás, te pasearás; y así te sentirás aún más atraído hacia tu mesa de trabajo.

En cuanto a mí, ¿llegaré a saber sobre qué estás escribiendo? Aunque sean dos palabras...

Recuerdo incisamente nuestra despedida en Sebastopol y la de ayer. Cuánto más fuerte y limpia ha sido esta última, ¿verdad?

Viviré y trabajaré, no estaré triste y pensaré en la primavera, en nuestro reencuentro. ¡Tú también, mi querido, mi amado! Beso, tu amada cabeza, tus hermosos ojos, tus suaves cabellos, tus labios, tus mejillas, tu frente inteligente, te estrecho entre mis brazos y te pido que me ames, que me ames y que escribas más a menudo a tu cachorrillo.
 

Pintores malditos: Egon Schiele

"El abrazo"



Egon Schiele (1890-1918) un caso de artista que se resiste a cualquier clasificación. Fue uno de los alumnos aventajados de Gustav Klimt y junto con Oskar Kokoschka conforman lo que se conoce por expresionismo austríaco. La figura humana fue su principal motivo temático, sus desnudos masculinos y femeninos tienen una agresiva distorsión figurativa, una cualidad intencionadamente erótica.
Optó decididamente por la línea como elemento configurador de sus obras -lo que le posicionó como un autor rebelde que se oponía a los dictados académicos- , en las que hay un solo tema: la soledad del ser humano y la incapacidad de fusión con el otro. Sobre sus  líneas apenas se resaltan algunos toques de color que acentúan el carácter sexual de los cuerpos. 
Murió de gripe española a los 28 años. Joven, brillante, desgraciado y ejerciendo su oficio de creador hasta el último aliento de sus días.
Viena acaparó el interés como núcleo del movimiento expresionista, una ciudad que se mostraba como crisol aglutinador de culturas de variada nacionalidad; diversidad que se extendía al ámbito del idioma, la cultura y los credos religiosos. Autores tan reconocidos como Kafka  (por citar alguno) se nutrieron de los cambios generados por esta corriente para crear sus obras literarias.

jueves, 10 de febrero de 2011

El arte en la vida



Tienen las cosas irregulares una identidad que roza el carácter de una obra de arte( aunque su finalidad no sea la belleza, la expresión simbólica o la representación). Su imperfección las dota de una condición de ejemplar único(objeto contra creador).
Convivir con ellas no es fácil, pues continuamente te someten a interpretar su particular forma de existencia, pero a la vez, te ofrecen la posibilidad de vivir otra piel que en la rutina sería impensable.