domingo, 18 de noviembre de 2012

La presencia

Nunca abandone la casa. Tenía una rara habilidad para haceros viajar a través de tiempo.Los muros de mi hogar estaban construidos, reconstruidos con los aromas que os hacían identificar cada lugar, así que, aún con los ojos cerrados podíais adivinar en qué estancia de la casa os encontrabais. Las fechas no significaban nada para mi. Cuando yo nací fue membrillos guisados, canela, limón, azúcar y clavos hirviendo en el puchero, mi madre paría en la mesa de la cocina y las mujeres de la familia rezaban en el salón. El olor a cacao y bizcocho las alertó de mi presencia. En el armario lavanda, en el baño glicerina y en el salón, juntas alrededor de la mesa, al calor de las palabras, forjamos una dinastía de aromas inconfundibles con los que hemos viajado generaciones enteras.

("La memoria de Isabel")