jueves, 20 de febrero de 2020

Volver a las aulas

Lo bueno de tener un blog es que ,a pesar del tiempo, siempre puedes volver a sus páginas y reescribir continuamente tus intenciones. En ésta ocasión son ideas más que palabras. Llevo muchos años participando en el proyecto "Escritores Docentes". Años de aprendizaje continuo en el que yo quizás sea quién ha aprendido más.
 No hay duda de que el contacto que he mantenido con los niños y niñas( cerca de 8000) desde que entré en este programa, ha sido hasta ahora, el viaje más perfecto de mi vida
Hay algo que late dentro de las aulas, algo que huele a cambio, a otras necesidades, otras competencias, otros valores. Yo he sentido esa necesidad de crecer aprendiendo con ellos, inagotable fuente de recursos creativos, que generalmente no atendemos o no escuchamos, por todo ello es imposible tejer el hilo invisible que nos ayude a establecer la educación a medio camio del alumno, a medio camino de las normas, a medio camino de proyectos.
En primer lugar, como constructores que somos, deberíamos empezar un proyecto desde los cimientos, que fortalezca cada avance, cada nivel, cada herramienta que sirva desde el suelo al techo.
Un proyecto apto para todas y cada una de las necesidades que los alumnos reclaman.
Pero, y en ésto, voy a ser muy crítica porque creo que se trabaja desde una forma irreal y me refiero a la capacitación del docente, que día a día es obsoleta. Por experiencia he visto de todo tipo de actitudes, y de todo tipo de aptitudes en el profesorado que -enterrado en burocracia- dispersan el verdadero motivo por el que están allí.
No critico a nadie en particular, en serio, pero creo que tanto las actitudes que tenemos hay que reforzarlas con las aptitudes que disponemos. y aquí hay un bazar en el que te puedes encontrar cualquier cosa menos concordancia.
Yo me siento impotente ante muchas situaciones que comento entre el profesorado y los alumnos también y veo una desolación absoluta.
Y he de decir que los premios a cuestiones especiales como el fomento de creatividades varias, no se deberían enfocar como un tema de mejores y peores, de hábiles y desastres, de limpios o sucios,. Tenemos tanta discriminación en vena que mas nos valdría una vacuna que aliviara un poco.

No quisiera dar la sensación que mis visiones y contactos con los centros son caóticos. Pero a veces observo cierto desamparo y también exacerbada euforia. ¿QUIÉN TIENE LA MEDIDA?



Acerca de la lectura

Quiero comenzar diciendo que siento un amor incondicional por la lectura. Me apena mucho comprar cada vez menos libros, porque acumular espacios es algo que se me vuelve hostil, así que intento resistirme . Pero además de ésto que es un mal menor, tengo un problema mucho más grave.
Normalmente entraba a una librería y los títulos me llamaban, , los había de intriga, escandalosos, zafios, ostentosos, demasiado ordinarios, demasiado exquisitos, y un montón de calificativos que nos es cuestión de enumerar.
Así que cuando quería comprar algún nuevo ejemplar que me interesara, empecé a escuchar opiniones. Craso error en el que un buen lector no debería incurrir. En mi caso desde luego he de admitir que alguno funcionó, pero siempre ha sido aleatoria la decisión de escoger un libro u otro, o varios.
A menudo suelo compartir lecturas de poesía con narrativa, sobre todo me gusta la novela negra, o la ciencia ficción. Pero es que me veo obligada a leer política, economía, filosofía, historia antigua, contemporánea y otros demenciales textos que a través de la pantalla te ofertan sin descanso alguno, y como si cayeras en un embudo tienes que llegar al vértice de la nada, que es en lo que suele quedar tanta palabra, amén de desgranarla.
Es sábado, me voy a una librería y comienzo a dar vueltas buscando algún grito desesperado. Por fin leo un título que me atrae y me entusiasma. No sé si tiene promoción, premio,está en boca de todos, o es un simple libro olvidado. Pero es cuando lo toco y paso sus páginas sin fijarme en nada en especial,entonces lo elijo para siempre.
Lamento decir que tengo tantas novedades recomendadas en la cabeza que añoro los años de discreto silencio, la clandestina recomendación de lo prohibido, y escudriñar bajo los Best-seller para encontrar lo que realmente me transporte con facilidad a cualquier lugar. Tampoco pido tanto