domingo, 30 de enero de 2011

Historias de gatos en cien palabras.




No sé exactamente  cuál es el origen de mi noble familia, de repente me encontré en lo alto de un tejado. Tengo pelo por todo el cuerpo. Sé saltar de teja en teja es evidente, pero no recuerdo cómo he llegado.  Está tan oscuro que no distingo bien el color, aunque a estas alturas de mi condición, creo que tampoco importa mucho. Intento decir algo a mi favor.  Imposible  pronunciar una  palabra. Una especie de ronroneo,  eso ha salido de mi garganta. Tengo ganas de matar, pero solo distingo  un escuálido ratón escondido; lo engullo. Yo soy el rey gato.
 

Antes de ir a dormir

Adaptación de Carolina Escobar del cuento "Antes de ir a dormir" de Jordi Cebrián


"Su padre intenta convencerla de que no hay monstruos en el armario, y ella le hace creer que lo comprende, que ya es mayor, que si su padre le muestra que tras las puertas no hay cosas con dientes ni ventosas, dormirá tranquila por la noche, soñando esos sueños inocentes que los adultos creen que las niñas sueñan, y su padre la tapa y le da un beso, y ella espera un poco para levantarse y abrir de nuevo el armario, pues claro que hay monstruos, y debe alimentarlos, pues hambrientos podrían devorar a su padre, que no les ve".


viernes, 28 de enero de 2011

La terrible infancia


Estoy convencida de que haber topado con algún "amigo o amiga" que nos hicieron sufrir mucho en nuestra niñez o adolescencia, es algo más común de lo que solemos reconocer. ...Y muchos años después  te encuentras a una mujer fracasada, mucho más fea de lo que recordabas, y sobre todo tremenamente frágil. Una dulce y perversa sensación de triunfo te invade, claro que en ese momento en que sucedian los hechos esto no  ayudaba mucho- sobre todo porque para mi  era impensable esa derrota tan deseada- ; y simplemente saludas con amabilidad y continuas tu camino con los pasos más seguros. Pero que terrible angustia, que miedo y que soledad la de entonces. 
Todas esas sensaciones me han asaltado al leer el relato"felicidad clandestina" de Clarice Lispector, autora que recomiendo leais, y para ello aquí os dejo un relato suyo.

FELICIDAD CLANDESTINA

Ella era gorda, baja, pecosa y de pelo excesivamente crespo, medio amarillento. Tenía un busto enorme, mientras que todas nosotras todavía eramos chatas. Como si no fuese suficiente, por encima del pecho se llenaba de caramelos los dos bolsillos de la blusa. Pero poseía lo que a cualquier niña devoradora de historietas le habría gustado tener: un padre dueño de una librería.
No lo aprovechaba mucho. Y nosotras todavía menos: incluso para los cumpleaños, en vez de un librito barato por lo menos, nos entregaba una postal de la tienda del padre. Encima siempre era un paisaje de Recife, la ciudad donde vivíamos, con sus puentes más que vistos.

Detrás escribía con letra elaboradísima palabras como "fecha natalicio" y "recuerdos".

Pero qué talento tenía para la crueldad. Mientras haciendo barullo chupaba caramelos, toda ella era pura venganza. Cómo nos debía odiar esa niña a nosotras, que éramos imperdonablemente monas, altas, de cabello libre. Conmigo ejerció su sadismo con una serena ferocidad. En mi ansiedad por leer, yo no me daba cuenta de las humillaciones que me imponía: seguía pidiéndole prestados los libros que a ella no le interesaban.

Hasta que le llegó el día magno de empezar a infligirme una tortura china. Como al pasar, me informó que tenía El reinado de Naricita, de Monteiro Lobato.

Era un libro gordo, válgame Dios, era un libro para quedarse a vivir con él, para comer, para dormir con él. Y totalmente por encima de mis posibilidades. Me dijo que si al día siguiente pasaba por la casa de ella me lo prestaría.

Hasta el día siguiente, de alegría, yo estuve transformada en la misma esperanza: no vivía, flotaba lentamente en un mar suave, las olas me transportaban de un lado a otro.

Literalmente corriendo, al día siguiente fui a su casa. No vivía en un apartamento, como yo, sino en una casa. No me hizo pasar. Con la mirada fija en la mía, me dijo que le había prestado el libro a otra niña y que volviera a buscarlo al día siguiente. Boquiabierta, yo me fui despacio, pero al poco rato la esperanza había vuelto a apoderarse de mí por completo y ya caminaba por la calle a saltos, que era mi manera extraña de caminar por las calles de Recife. Esa vez no me caí: me guiaba la promesa del libro, llegaría el día siguiente, los siguientes serían después mi vida entera, me esperaba el amor por el mundo, y no me caí una sola vez.

Pero las cosas no fueron tan sencillas. El plan secreto de la hija del dueño de la librería era sereno y diábolico. Al día siguiente allí estaba yo en la puerta de su casa, con una sonrisa y el corazón palpitante. Todo para oír la tranquila respuesta: que el libro no se hallaba aún en su poder, que volviese al día siguiente. Poco me imaginaba yo que más tarde, en el curso de la vida, el drama del "día siguiente" iba a repetirse para mi corazón palpitante otras veces como aquélla.

Y así seguimos. ¿Cuánto tiempo? Yo iba a su casa todos los días, sin faltar ni uno. A veces ella decía: Pues el libro estuvo conmigo ayer por la tarde, pero como tú no has venido hasta esta mañana se lo presté a otra niña. Y yo, que era propensa a las ojeras, sentía cómo las ojeras se ahondaban bajo mis ojos sorprendidos.

Hasta que un día, cuando yo estaba en la puerta de la casa de ella oyendo silenciosa, humildemente, su negativa, apareció la madre. Debía de extrañarle la presencia muda y cotidiana de esa niña en la puerta de su casa. Nos pidió explicaciones a las dos. Hubo una confusión silenciosa, entrecortado de palabras poco aclaratorias. A la señora le resultaba cada vez más extraño el hecho de no entender. Hasta que, madre buena, entendió a fin. Se volvió hacia la hija y con enorme sorpresa exclamó: ¡Pero si ese libro no ha salido nunca de casa y tú ni siquiera querías leerlo!

Y lo peor para la mujer no era el descubrimiento de lo que pasaba. Debía de ser el horrorizado descubrimiento de la hija que tenía. Nos espiaba en silencio: la potencia de perversidad de su hija desconocida, la niña rubia de pie ante la puerta, exhausta, al viento de las calles de Recife. Fue entonces cuando, recobrándose al fin, firme y serena le ordenó a su hija: Vas a prestar ahora mismo ese libro. Y a mí: Y tú te quedas con el libro todo el tiempo que quieras.

¿Entendido? Eso era más valioso que si me hubiesen regalado el libro: "el tiempo que quieras" es todo lo que una persona, grande o pequeña, puede tener la osadía de querer.

¿Cómo contar lo que siguió? Yo estaba atontada y fue así como recibí el libro en la mano. Creo que no dije nada. Cogí el libro. No, no partí saltando como siempre. Me fui caminando muy despacio. Sé que sostenía el grueso libro con las dos manos, apretándolo contra el pecho. Poco importa también cuánto tardé en llegar a casa. Tenía el pecho caliente, el corazón pensativo.

Al llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué más aún yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad. Para mí la felicidad siempre habría de ser clandestina. Era como si yo lo presintiera. ¡Cuánto me demoré! Vivía en el aire... había en mí orgullo y pudor. Yo era una reina delicada.

A veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purísimo. No era más una niña con un libro: era una mujer con su amante.

lunes, 24 de enero de 2011

El lenguaje secreto de los pájaros



Existe una leyenda sobre los sumerios acerca  de la escritura del lenguaje y los pájaros. Se cuenta que exponían sus tablillas de barro a la intemperie para que los pájaros se posaran sobre ellas e imprimieran las formas gráficas de las cuales se inspiraron posteriormente para crear la escritura cuneiforme. Nacía así una forma de lenguaje aislada, única, a la vez que elegante y creativa que precedió a los rasgos estilizados de nuestro actual alfabeto





Podríamos decir que los pájaros y los humanos tenemos un lenguaje similar.
No ha sido un procero inmediato, y a lo largo del camino evolutivo nuestras fórmulas se distanciaron tanto que ya ni a los pájaros entendemos. Justo esto mismo nos sugiere el  siguiente experimento artístico ¿cuál es el significado real de la correspondencia entre naturaleza y cultura? Actualmente las vanguardias ahondan sobre  sus secretos y nos permiten ver y oir estas manifestaciones tan interesantes, tan conmovedoras, tan cercanas como las que nos trae en el video Céleste Boursier


Empieza bien el día





domingo, 23 de enero de 2011

Guía de supervivencia



Dar la bienvenida a las palabras que dejan de caer tras tus tormentas.
Observar con ojo preciso la tóxica invasión;
acércate cauta, sin aspavientos.
Facilítate  la etílica y linfática sacudida,
no oses dormir.
Esquiva al centinela sanguinario
que guarda la memoria traductora.
Entra en la extensión oculta de tu pentágono
y estrena corte de pelo a pleno pulmón.
Vigilar al amable extranjero
 que te agarra la mano en el camino de vuelta.
Camina con la rabia de los que nacen.
Desconfiar del repartidor de certificados.
No intentes descifrar el significado de este origen.
Activa el mecanismo y atornilla la cuerda,
Otra vez, otra vez más, aprieta
como si fuese algo que nunca se acaba;
 si la cuerda se rompe…

jueves, 13 de enero de 2011

Once sugerencias para un escritor de 2011


I. No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo.

II. No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Éste sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo.

III. No traten de complicar al lector, ni buscar ni reclamar su ayuda.

IV. No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético.

V. No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escriban siempre para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar.

VI. No sigan modas, abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo.

VII. No se limiten a leer los libros ya consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios.

VIII. No olviden la frase, justamente famosa: 2 más dos son cuatro; pero ¿y si fueran 5?

IX. No desdeñen temas con extraña narrativa, cualquiera sea su origen. Roben si es necesario.

X. Mientan siempre.

XI. No olviden que Hemingway escribió: "Incluso di lecturas de los trozos ya listos de mi novela, que viene a ser lo más bajo en que un escritor puede caer."

   
(JUAN CARLOS ONETTI, vía EL MOLÍ DE LES PARAULES)

El hombre que cantaba con una sonrisa


Si tuviese que poner una banda sonora a mi vida, esta sería una de las canciones,  pasa el tiempo y cada vez que la escucho me conmueve . Luego la dejo aparcada y sigo con otras músicas; pero de cuando en cuando, vuelvo a ella como a alguien que necesitas volver a ver, o escuchar, alguien familiar y cercano e imprescindible.


lunes, 3 de enero de 2011

Una nueva intención


• • • lo literario es una categoría a la que se accede. Esto indica que se “sube” hasta ella, y yo quiero, al escribir, quedarme donde estoy, no “levantarme”. Por eso me irrita “hacer literatura”. ¿El asunto no es más bien “bajar”?
( fragmento de “Anotaciones” de Rafael Cadenas).

  No sé el motivo , pero desde luego estoy de acuerdo con este comcepto de la literatura,así que de este modo tendré que descender (y esta es la intención) hasta lo más profundo de las palabras, para poder escribir sobre ellas, o de ellas, o quizás en ellas mísmas desde luego, además de un viaje que promete es toda una aventura.
A propósito estoy encantada con la tregua que la RAE ha hecho con la eliminación de algunos acentos, particularmente me han hecho un favor, a mí, que soy tan salvaje con algunos errores ortográficos; gracias, gracias, gracias.