lunes, 29 de marzo de 2010

Otras palabras, otro idioma






etnemadarepsesed ribircse a
secnotne edsed emodnágilbo
ameop etse noraripsni e elbisiverpmi ol
 naúnisni euq sodatsagsed soreuqav
sut rop onis ,sedadilibah sut rop on
odiugnitsid sám le sere ím arap ,ograbme niS
-epacse ed dadilibisop nis etraderne adeup euq nóisiv
añartxe anu ed omoc- ím ed sajela et omóc oev arohA
otreiba nóclab nu omoc
osomreh ,út odama sah em omitlú rop
arpmoc al ed saslob sal eart em euq seluza sojo sol ed
ocihc le y orelc led erbmoh nu ,odnubagav nu
odatupid nu  sadidnocse a y airujul noc norama em
sameop ribircse ed setna.

¿ conoces el idioma?, pues intenta mirarlo de otra forma.
Se trata de un texto invertido, aquí os muestro el poema original




Antes de escribir poemas,

me amaron con lujuria y a escondidas  un diputado,
un vagabundo, un hombre del clero y el chico
de los ojos azules que me trae las bolsas de la compra.
Por último me has amado tú, hermoso
como un balcón abierto.
Ahora veo cómo te alejas de mí -como de una extraña
visión que pueda enredarte sin posibilidad de escape-.
Sin embargo, para mí eres el más distinguido,
no por tus habilidades, sino por tus
vaqueros desgastados que insinúan
lo imprevisible e inspiraron este poema
obligándome desde entonces
a escribir desesperadamente.

Si quieres intentarlo con alguno de tus textos en éste enlace podras invertir tus propias palabras




jueves, 25 de marzo de 2010

palabras hospitalarias

Durante una breve estancia en el hospital como acompañante se me ocurrió la idea de escribir algo en las eternas noches en vela que parecen no tener fin, pensé que seria buena idea ya que disponía de los ingredientes necesarios para enfrentarme a un texto:
- habia cierto silencio
-tenia tiempo 
- me encontraba en un estado de sensible disponibilidad emocional
...y una imaginación desbordante ( pensaba)
así que me puse manos a la orbra, y sí escribí, escribí muchísimo 14 poemas a golpe de latido monitorizado.
Cerré el cuadero y dejé que pasara el resto de la noche, y el día siguiente. Cuando volví a hojear los poemas !que horror! me sentí tremendamente frustrada;
cables, pasillos, dolor, sonidos extraños y mucho miedo. solo había escrito un poema, se prodía decir así, solo uno en muchas etapas que desde luego no voy a reproducir entero, pero sí algunas partes. Cuento ésta historia porque lo curioso de la situación fué que los poemas que ecribí estaban relacionados con un libro que no está concluido, y tampoco me pertenece ya que se lo regalé a un amigo (físicamente aún no lo tiene, ahí voy copiando poco a poco), el libro se titula "la razón de la luna", los poemas que ya esán escritos le pertenecen a él, pero los nuevos no sé si incorporarlos al libro o no. Ya lo decidiré, de momento ahí va una muestra.

Hay cristales rotos
en el suelo de la luna.
Un hombre camina angustiado,
arden sus pies sobre la nieve.
Atrapo palabras, borro las huellas,
conozco la verdad arrugada que hay en el contenedor,
el reflejo triste y sumiso,
no hay dignidad en su silencio...

Sé de tus misterios, de tu invasión, de tu tristeza
conozco tu cara oculta
el camino hacia tu territorio extranjero.
Te he visto, con roja armadura, 
defender tu posición ante el invasor,
quemar sus alas con nada y dudas.
Sé que me acompañas
inspirandome estos poemas,
!anda, cuéntale a todos que no hay patria que me acoja!,
que las luces está apagadas,
que ahora ya no hay reglas.



martes, 23 de marzo de 2010

Mariano


Éste relato surgió a raiz de una propuesta, se trataba de escribir acerca del síndrome de Diógenes. El relato tuvo dos versiones, la persona que me lo propuso no consiguio ver- y yo no conseguí crear- lo que buscaba en mi texto. Ni que decir tiene que me esforcé lo suficiente como para después de la valoración decidír abandonarlo por impotencia. En cualquier caso el relato estaba perdido, no tenia ninguna copia y casualmente lo he encontrado entre esos montones de papeles que a veces acumulamos y que nos obligan a limpiar los rincones sobre los que se amontonaron olvidados.Sé que en vez de publicar cosas antiguas, -bueno tampoco tanto- debería escribir cosas nuevas pero el tiempo me pisa los talones, últimamente me falta "a todas horas". La próxima vez será.


Mariano
 
Mariano se frota los ojos. Apenas si puede verse el otro lado de la calle. Sobre el cristal exhala un profundo suspiro que impregna el ambiente de un olor insoportable. El cristal se hace denso.. Los días de invierno se prolongan con crueldad – piensa-. Se acerca a la esquina del cuarto y orina sobre él. El hedor se intensifica. Huele a alcantarilla caliente. Hasta a él le resulta desagradable. Podría hacerlo en el baño. Pero es imposible llegar hasta allí. Cada día se hace más difícil. Por eso se apaña en el cuarto. Humedece las manos con saliva y se alisa el pelo. Se recompone las varias capas de harapos que lo envuelven; una vieja camiseta roída de color gris claro, ahora oscuro por el abandono, un jersey naranja de cuello alto, un jersey de lana marrón un cardigan azul marino que lleva abotonado hasta el final, unos pantalones negros de pana gruesa un poco desgastada y se cubre todo con el abrigo nuevo que ha conseguido en su última repesca. Desde que se viste con él, la gente no lo mira. Consigue pasar desapercibido entre ellos. Antes de encontrar su abrigo azul oscuro si que provocaba que la gente volviera el rostro a pesar de las prisas.
Mira otra vez hacia el cristal de la ventana,, y de nuevo la densidad de su aliento difumina la imagen.
Deambula torpemente por el pasillo mal alumbrado que divide la casa. Se toca el cuello de la camisa como si olvidara algo, y la coloca en orden. A lo lejos se oyen las campanas. Son las seis de la mañana. Todavía no amanece. Se aproxima al suelo buscando alguna colilla sin terminar. Hoy no hay suerte. Quizás encuentre algo en la calle. Aprovecha para acordonar los zapatos negros y casi impecables también conseguidos junto con el abrigo. Todavía es pronto para salir. Ahora es el frío el que provoca que su cuerpo se estremezca. Vuelve sobre sus pasos como si intentara recuperar algo, y se topa de lleno con el cristal.. El no suele pensar en su desdicha. En realidad, no suele pensar nada de nada. Sólo mira con desdén a un tipo que se refleja en el cristal A veces tiene recuerdos. Sus recuerdos son flases incontrolados que aparecen y desaparecen. Hay recuerdos agradables y otros que lo zarandean como un perro lo hace con su presa.
No hay nada en este mundo que Mariano desee y lo necesita todo.
Se recompone nuevamente con gestos precisos. A veces su vida es más real en los sueños, por eso necesita sentir que está despierto tocándose.
El sol irrumpe a través de la ventana. El día se presenta limpio a pesar de todo.
Su piel era blanca, cerúlea, casi transparente en otro tiempo y ahora curtida por los elementos tiene el color de las avellanas tostadas.
Mariano tuerce el gesto, no demasiado, lo suficiente para aparentar docilidad. Parece un tipo atractivo, sólo lo parece. Su mirada es tan extraña, que no es fácil definirla. Las definiciones sólo son palabras, y él esconde toda una vida detrás de esa mirada. Serían demasiadas palabras y no queda tiempo. Es la hora. Hay que salir a la calle. Hay que salir sin más remedio. Cada una de las posibilidades que tiene, están ahí fuera.
Mariano cierra la puerta con pesar. Pero no mira. Si mirase, aunque fuera de reojo, no podría dejarla. Pero al fin se decide, ¡y con qué alivio respira el aire de la calle!...
Mariano se pasa días y días haciéndose preguntas. Se pregunta por qué Benito le saluda siempre ausente cuando pasa. Cada día. Benito es moreno y demasiado delgado. En el colegio se burlaban continuamente de su aspecto. Decían que estaba tan seco porque se mataba a pajas. Pero eso nunca pudo demostrarse. Tiene las manos enrojecidas perpetuamente, incluso en el verano, de un rojo amoratado que asusta. Se las frota con ansiedad, aunque no tenga frío. Siempre sonríe. Su sonrisa da tanto miedo como sus manos. Benito quiere arrancarle a Mariano su vida solitaria. Husmear en sus cosas. Poder hablar con él de vez en cuando. Mariano se resiste. Apenas lo mira cuando pasa a su lado. Simplemente, no le gusta Benito.
Su madre es una buena cristiana. Todos lo días va a misa y reza para todo el barrio, mientras su padre afila cuchillos en la trastienda del comercio que regentan. Benito era el mejor jugador de fútbol en la escuela. Estuvo a punto de fichar en un equipo juvenil importante. Pero pasó lo del cuatro de septiembre, y todo se fue al traste.

Lo que a Mariano de verdad le gusta, es hablar con la estatua de la calle, aunque ninguno de los dos pronuncie una sola palabra. Se sienta en el último sillón de parque, y la observa de costado. Cree que es una diosa. Piensa que no existe nada más bello en el planeta. A veces intenta decirle algo, pero ni siquiera puede llegar al final de la idea. Frustrado, abandona el lugar y se dirige a las afueras.
Caminar sin rumbo es una de las cosas más gratas que hay por la mañana. Caminar en sentido contrario. Caminar sin pensar. Se arrodilla para recoger una colilla que aún arde. Le entra frío. Un frío que le asciende hasta el estómago. No sabe con certeza cuanto tiempo lleva sin comer. Y tampoco le preocupa ahora.
Clara lo ve alejarse desde su pedestal plateado. No puede hablar con él. Si lo hiciera, estropearía todo el trabajo, y tendría que empezar de nuevo. Siente curiosidad. Le inspira una tremenda ternura la forma en que la mira.
De repente, las nubes irrumpen encapotando el cielo. Mariano mira hacia arriba. Todo se ha puesto gris. La lluvia restalla con fuerza. No sabe que hacer. Quizás volver sobre sus pasos y regresar a la casa. No está seguro de quererlo, pero se da la vuelta acelerando el paso y llega hasta el parque jadeando. Y allí mismo se queda petrificado ante lo que ve. Su diosa, su figura plateada, la escultura más perfecta del mundo, se derrite ante sus ojos y toma vida. Está bajo el pedestal que la eleva, y camina dejando un rastro plateado a sus pies. Mariano se frota los ojos y atónito la ve alejarse corriendo a toda prisa. Mariano no se mueve.
Benito recoge el toldo que acordona la puerta de entrada de la ferretería. Si no se apresura el toldo se puede estropear con el agua. Es tan viejo que apenas se sostiene ya. Pero el no está dispuesto a comprar uno nuevo, y mucho menos su padre. Ni siquiera quiso llevarlo al médico cuando le estalló la pólvora en las manos. Por eso está seguro que su padre no comprará otro toldo. Lo mejor es recogerlo rápido y que aguante. Que aguante como su madre lo hace, aunque sea rezando a todas horas. Que aguante como él lo hace, aunque tenga que frotarse tanto las manos que de ellas salga fuego, y luego tenga que aguantar el insoportable dolor que no lo deja dormir y le aprisiona el pecho. Que soporte los días como todos ellos lo hacen. Aunque es tan difícil cerrar los ojos. A veces se encuentran los tres con la mirada, y callan. Tratándose de secretos, ellos son expertos guardianes. Nadie llegó a descubrirlo, pero ellos si saben, y callan. Callan que aquella muchacha murió de otra forma.
Su cuerpo apareció entre los escombros de la explosión del taller de pirotecnia clandestino que el padre de Benito tenía al lado de la casa de Mariano.
Mariano lo vio todo.
Vio como Benito arrastraba a la muchacha y la forzaba. Vio como la dejaba tirada en el taller, y como lo incendió. Todos creyeron que fue una casualidad que la niña estuviera allí en ese momento, los niños del barrio se acercaban con curiosidad. Fue una terrible desgracia. Nadie pensó más allá de lo hechos. Mariano lo vio todo y tiene que vivir con ello. Nadie lo hubiese escuchado. Quizás si en esa época hubiese tenido su abrigo azul... Por eso no le gusta Benito, y nunca lo mira.
Hoy no es un buen día para explorar. A él le gusta llamar así a lo que hace. Le gusta ir cargado con enseres de un lado a otro. Merodear, acariciar con la vista los contenedores. Volver a casa con las manos llenas. Hoy regresa con ellas vacías por la lluvia
Mariano es colillero vicioso, sucio. Tiene un libidinoso gusto por el abandono. Rondador de despojos que la gente acumula en cualquier lugar. Camina sólo entre la multitud. Vive en los límites de la ciudad que lo asedia cada mañana. Desayuna con el sabor agrio, salado y dulzón que le ofrece una colilla y así saborea el día y lo disfruta intensamente. Mariano a su forma es feliz, o quizás no. Nunca está desesperado o perdido. El nunca se para a pensar, lo posee todo. Sólo necesita encontrar el hueco y acomodarlo a su memoria o a sus sueños. Sucede en la noche, cuando empieza a amodorrarse y en un ondulante remolino se hunde el cerebro y se hunde su mundo.

domingo, 21 de marzo de 2010

palabras imagen poesía


Una de las oportunidades que te ofrece alimentar un blog es la de conocer artistas que duermen en el anonimato, y digo bien duermen porque quiero creer que personas tan interesentes con el tiempo ocuparan un lugar propio. Nunca imaginé que podria acceder a tanta información.He tenido que aprender, buscar y volver a buscar para dar sentido a las palabras que son el eje central de éste blog desde la perspectiva particular  por la que yo valoro las cosas. Es muy gratificante que alguno de esos artistas reparen en tí, y además te regalen su trabajo, como ha sido el caso de Franisco López.



Gracias por tu regalo que ahora comparto con todos los que disfrutamos de ella., ahí os dejo el enlace de su blog.

sábado, 20 de marzo de 2010

Palabras sagradas



Las cinco religiones más importantes del mundo

BUDISMO.
El Budismo es una religión y filosofía que trata de dar a entender una solución espiritual al sufrimiento humano. Se basa en las enseñanzas de Siddhartha Gautama conocido como buda. Buda no es un dios, es un representante, un camino la prueba de quien llego al nirvana, hay que entender que la biografía de buda se basa en gran parte en leyendas y mitos que la mayoría no pueden ser comprobados históricamente. De acuerdo con las estadísticas, el número oficial de budistas ronda los 300 millones, si bien al no existir un iglesia o autoridad y teniendo en cuenta la enorme diversidad de variantes, probablemente está cifra podría ser de unos 600 millones.



JUDAÍSMO
Es la más antigua de las tres principales religiones monoteístas junto con el cristianismo y el Islam, y la más pequeña considerando su número de fieles. Sus orígenes se remontan a Abraham, llamado el primer hebreo ( el que viene del otro lado), por haber venido según la tradición a Canaan desde mesopotamia siguiendo el llamado de Dios (Génesis 12;1), hace unos 4000 años; y de aquí que los tres principales credos monoteístas sean conocidos también como religiones Abrahamicas.






CRISTIANISMO.
El cristianismo es el nombre con que es conocida la santa religión fundada por Jesús, que tuvo por cuna la ciudad de Jerusalén, en Judea, en tiempos del emperador Tiberio.

Es también la comunidad de los fieles cristianos que reconocen a Cristo y siguen sus enseñanzas, recogidas principalmente en los Evangelios.
El cristianismo es la religión más extendida en el mundo. Su número de miembros es de más de 1700 millones de personas, distribuidas por todo el planeta (más de la mitad son católicos, más de 300 protestantes, y entre 150 y 250 ortodoxos).





Nos encontramos frente a una cultura cuya vida social, familiar, educativa, judicial... están pautadas por una religión que intenta racionalizar hasta las prendas de vestir. Esta religión, el Islam, llevada a cabo con más o menos intensidad es, como todas las culturas, merecedora de ser conocida por todos para poder admirarla, respetarla y (en todo caso) criticarla debidamente, pues no resulta ético juzgar aquello que no se conoce debidamente.










Hinduismo
El hinduismo comenzó hace unos 3,500 años en la India.  Hay miles de dioses en el hinduismo, pero sólo unos pocos de ellos son adorados en la realidad. Los hindúes creen que Brahma es el mayor, pero que él no hace nada. Los hindúes creen en la 'reencarnación', es decir, que ellos regresan a la vida otra vez como animales o como personas.  También creen en lago llamado 'karma'.   Karma significa que el comportamiento en la vida anterior afecta el lugar de las personas en esta vida, y lo que hacen en esta vida determinará su lugar en la venidera.   Si guardan las leyes de su casta, creen que nacerán de nuevo en una casta más alta.  Creen que finalmente cesarán de vivir como personas para convertirse en parte del dios Brahma.  Los renacimientos pueden continuar de manera interminable, ya que los hindúes nunca pueden estar seguros de haber hecho todo correctamente.



 Las culturas tienen distintas visiones de la realidad de acuerdo con su experiencia, pero la conciencia y el deseo de la religión es un fenómeno universal. Abordar el tema de las religiones en profundidad seria algo complicado para reflejarlo en un blog, si bien es cierto que era necesario aportar un reflejo de algo - la religión - que nos ha acompañado desde nuestro origen  primero desde la transmisión oral y después a través de las palabras.



viernes, 19 de marzo de 2010

Cajón de palabras III

Color

La palabra color viene del latin color (matiz, tinte,color). La palabra latina color tiene su origen en una raíz indoeuropea (Kel, ocultar) de la que también proviene  celare,(ocultar, “matiz que cubre) Lo colores ocultan la pureza del color, el blanco.

Tiene su origen en la luz natural, que al alterarse nos ofrece lo que conocemos como "el círculo de colores", que en otras palabras es el "arcoiris". Gracias a Newton (1642-1727) sabemos que la luz blanca cuando se descompone origina los siete colores del espectro visible: rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul cian, azul y violeta. La  suma de todos los colores del espectro luminoso recompone la luz blanca.  A lo largo de la historia, diversos investigadores han intentado ordenar el color de varias maneras, ya sea en forma bidimensional o tridimensional, tomando en cuenta las distintas variables. Una de las formas de organización en el plano más conocida es la utilización de un círculo llamado circulo cromático.




  Como muy bien señaló el artista y teórico Josef Albers (1888-1976)  es uno de los precursores del arte óptico: “ el color es uno de los conceptos más relativos en el arte”. Albers experimentó con una gran cantidad de efectos de colores, formas, líneas y áreas entre sí, con la subjetividad de la percepción visual: Sólo las apariencias no engañan.
El color forma parte de nosotros y no entenderíamos nuestra vida sin él. Está relacionado con todos los aspectos creativos del ser humano desde su origen . Relacionamos emociones y sentimientos a matices determinados, y ésto nos ha permitido jugar con formas de expresión asociadas a él tanto en literatura como en pintura, en escultura, incluso en arquitectura y el arte en cualquiera de sus formas. La única fábrica  de colores es la naturaleza que nos ofrece todo un mundo de matices que hemos intentado reproducir con éxito de forma artificial.

jueves, 18 de marzo de 2010

Invisible (Paul Auster)





Sinópsis

En 1967, Adam Walker, un joven poeta ávido de vida y literatura, estudia en la Universidad de Columbia, se opone a la guerra de Vietnam y es muy apuesto. Una noche, en una fiesta de estudiantes, conoce a una pareja de franceses sofisticados, Rudolf y Margot. Tras varios días en que ambos ejercen su ambigua seducción sobre el inocente americano, Rudolf, le ofrece a Adam la dirección de una revista literaria que él financiará. Adam ya sospecha que quizá el profesor sea un hombre peligroso, pero no puede resistirse a su oferta. Y tampoco se resistirá a la insinuante Margot... Pero, en estos juegos peligrosos, ¿quién es la presa y quién el cazador? «Con unos personajes fascinantes, una estructura en espiral y un final digno de Joseph Conrad y El corazón de las tinieblas, es una novela de un suspense impecable, inteligente e inquietante» (Donna Seaman, Booklist); «Posiblemente nos encontramos ante la mejor novela de Auster» (Don McLeese).



Poblada de sus referencias literarias habituales, Melville, Hawthorne, Flaubert, Stendhal…, y con un simpático guiño a Enrique Vila-Matas; el que falta, Miguel de Cervantes, queda implícito en la compleja estructura de la trama. Leerle es volver al manuscrito hallado, al escritor que reflexiona sobre lo que escribe y lucha por mejorarlo, a los personajes que se revuelven contra lo que se dice de ellos y niegan la mayor multiplicando las posibilidades especulares de un texto que no tiene principio ni final, pero que esta vez posee pies y cabeza, y deja el poso de querer conocer más a ese oscuro personaje, Rudolf Born, que podría ser a un tiempo espía, mecenas literario o vulgar matarife. Siempre en boca de otros, sin la posibilidad de narrar su propia historia, siempre ‘invisible’ al lector, Born esconde el lazo del último nudo gordiano de la trama que sólo quienes se adentren en la novela podrán desenredar.
Auster utiliza en esta ocasión a tres narradores de la historia (creo que es fácil deducir quienes son…) y pretende llevarnos a una narración en la que acabemos pregúntandonos quién es el cazador y quién la presa. Adentrarse en el universo de Auster es una nueva experiencia, a veces mejor y otras no tanto
En él  uno se encuentra ideas obsesivas que recuerdan otros libros suyos:
- Esa sensación de estar perdido en la vida que caracteriza a Adam Walker. El hecho de que su destino cambie drásticamente de un momento a otro por causas ajenas a él.
- La presencia de uno o más escritores que introducen la historia dentro de otra historia, que a su vez introduce al lector en otra historia. Ese juego de espejos/libros tan enriquecedor y característico de Auster.
- Nueva York siempre presente. Ahora como un lugar degenerado y hospitalario a la vez (como Gwyn, la hermana de Walker).
- Y la guerra, vista desde el punto de vista de un joven pacifista, Adam Walker y su contrario, Rudolf Born. La guerra, incrustada en la naturaleza del “nacido” y presente al paso del “caminante", que se empeña en hacerle frente sin éxito.
Pero esta vez no encuentro el protagonismo que Auster muchas veces da al azar. En “Invisible” el motor de la acción es una persona, no el destino. Ambos crueles y determinantes en la vida de los demás personajes, pero distintos. En Born la crueldad proviene de su maldad, advertida ya al principio, cuando se le compara con Bertrand de Born, ese poeta descabezado desterrado al infierno de Dante por incitar a su príncipe a la rebelión.
Coincido con el guiño a Joseph Conrad. Rudolf Born termina en una montaña tropical que recuerda a aquellas tinieblas, dónde lo civilizado pierde parte de su disfraz para enseñar su lado salvaje e inhumano. Un personaje que aún estando presente en todo el libro en las voces de otros, permanece “invisible” o “en las tinieblas” ya que el lector sólo acierta a intuir su naturaleza pero no llega a explicarse nunca.

Auster, otra vez Auster, esta vez reflexionando sobre el bien y el mal, la ética de la sexualidad, la culpabilidad y la redención, la guerra, … Y todo con una compleja trama que engancha y no te suelta ni siquiera al final
¿Cuánto de verdad hay entonces en la narración de Walker? Ninguna, o toda, o la que libremente queramos asumir como cierta. Freeman consigue que el protagonista le envíe desde su cama de moribundo la segunda parte, en la que se narra, en segunda persona a sugerencia suya, una escabrosa relación incestuosa entre Walker y su hermana Gwyn, sin ahorrarnos detalles íntimos y escatológicos. La narración se interrumpe en el momento en que el joven Walker viaja a París y con los apremios a Freeman para que se vean porque siente que su tiempo se está acabando. La tercera parte de la novela de Walker llega ya a manos del escritor tras el fallecimiento de su autor y son una serie de notas abocetadas que James Freeman reelabora en tercera persona para dotar de cuerpo a la narración. En ellas se cuenta la relación de Walker con Born en París; su amistad con su prometida, Hélène, y sobre todo con la hija de ésta, Cécile, enamorada en secreto de Walker y que, despechada por este, no le cree cuando le revela sus dudas éticas sobre el prometido de su madre y el asesinato a navajazos del joven ratero Cedric Williams en Nueva York. El libro concluye con la entrevista de Freeman con Cécile Juin y el diario que ella le entrega en que da cuenta de su visita a un crepuscular Born, pocos años antes de su muerte, en una remota isla del Caribe, un paisaje moral que parece entonces sacado de un Conrad más ligero e irónico.


Narraciones que se convierten en textos a corregir, entradas en un diario, notas de un moribundo enmendadas por otro narrador, textos que cambian de persona para elevar su tono literario, personajes que se esconden tras otros nombres con ánimo de disfrazar de mentira la verdad, aludidos que reniegan de los hechos contados. Pocas veces desde ‘Ciudad de cristal’, la escritura de Auster había sido más rica, más plena, más dispuesta al juego, al gozo y a la experimentación, pero sin cruzar nunca el umbral de lo disparatado y de esa sensación del contar por contar que tanto lastraron ‘Viajes por el Scriptorium’ y ‘Un hombre en la oscuridad’.

Poquito se puede decir que no sepamos de este autor, nacido en Nueva Jersey, donde trabajó como marino en un petrolero, pasó tres años en Francia trabajando como traductor, cuidador de una finca y también como “negro” literario. Será en 1974 cuando vaya a parar a Nueva York, una ciudad muy presente en su literatura. Es ganador de un sinfín de premios, pero por la cercanía con nuestra literatura hay que recordar que en el año 2006 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.