martes, 9 de noviembre de 2010

Escribir




"No puedo escribir mientras estoy ansiosa o espero soluciones, porque en esos momentos hago cualquier cosa para que las horas pasen, y escribir es prolongar el tiempo, es dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible".
(De Clarice Lispector, Para no olvidar. Crónicas y otros textos)




No tengo más remedio que compartir esta idea, una sabe que escribir sin tener nada que decir es una fórmula intelectual para perder el tiempo y no sentirse culpable; lo peor es cuando aparece el crítico literario que una lleva dentro, el mío probablemente sea masculino, y no lo digo por ninguna cuestión sexista, sino por la distancia que existe entre su forma de ver las cosas y la mía- dado que somos seres diferentes y nos separa, en ciertas cuestiones, un abismo difícil de superar-. Lo cierto es que cuando lo imagino veo a un tipo rígido que me observa con mala cara, aunque normalmente esquivo con gran habilidad esas miradas. No he leído a Faulkner, y Joyce me está matando; así que probablemente no sea una persona culta, por eso  me alucina esa gente que circula por ahí citando a grandes maestros de la literatura sin que les tiemble el pulso. Luego estamos las que escribimos, o eso intentamos, como un ejercicio de creación y en la mayoría de ocasiones hace que nos sintamos desamparadas ante nuestras propias ideas filosóficas o no. Pero a pesar de todo cuando un texto te satisface te proporciona una sensación de plenitud instantánea muy, muy agradable. Siempre he puesto especial cuidado en escribir cuando tengo cierta frialdad, en todos los aspectos, para mí la escritura no es un acto cuyo objetivo es la redención, aunque a veces lo haga.


No hay comentarios:

Publicar un comentario