jueves, 20 de febrero de 2020

Acerca de la lectura

Quiero comenzar diciendo que siento un amor incondicional por la lectura. Me apena mucho comprar cada vez menos libros, porque acumular espacios es algo que se me vuelve hostil, así que intento resistirme . Pero además de ésto que es un mal menor, tengo un problema mucho más grave.
Normalmente entraba a una librería y los títulos me llamaban, , los había de intriga, escandalosos, zafios, ostentosos, demasiado ordinarios, demasiado exquisitos, y un montón de calificativos que nos es cuestión de enumerar.
Así que cuando quería comprar algún nuevo ejemplar que me interesara, empecé a escuchar opiniones. Craso error en el que un buen lector no debería incurrir. En mi caso desde luego he de admitir que alguno funcionó, pero siempre ha sido aleatoria la decisión de escoger un libro u otro, o varios.
A menudo suelo compartir lecturas de poesía con narrativa, sobre todo me gusta la novela negra, o la ciencia ficción. Pero es que me veo obligada a leer política, economía, filosofía, historia antigua, contemporánea y otros demenciales textos que a través de la pantalla te ofertan sin descanso alguno, y como si cayeras en un embudo tienes que llegar al vértice de la nada, que es en lo que suele quedar tanta palabra, amén de desgranarla.
Es sábado, me voy a una librería y comienzo a dar vueltas buscando algún grito desesperado. Por fin leo un título que me atrae y me entusiasma. No sé si tiene promoción, premio,está en boca de todos, o es un simple libro olvidado. Pero es cuando lo toco y paso sus páginas sin fijarme en nada en especial,entonces lo elijo para siempre.
Lamento decir que tengo tantas novedades recomendadas en la cabeza que añoro los años de discreto silencio, la clandestina recomendación de lo prohibido, y escudriñar bajo los Best-seller para encontrar lo que realmente me transporte con facilidad a cualquier lugar. Tampoco pido tanto

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