domingo, 24 de junio de 2012

Maya Angelou" Men"


Es de cosas más satisfactorias, de las que más disfruto, el poder conocer a artistas de la talla de ésta mujer. Cada vez que alguien así entra en mi vida me enseña un nuevo punto de vista del que intento aprender. Me he atrevido con una traducción sobre un poema suyo "Hombres" Me ha encantado y quiero que lo disfrutéis conmigo.

MEN 

When I was young, I used to
Watch behind the curtains
As men walked up and down the street. Win men, old men.
Young men sharp as mustard.
See them. Men are always
Going somewhere.
They knew I was there. Fifteen
Years old and starving for them.
Under my window, they would pause,  
Their shoulders high like the
Breasts of a young girl,
Jacket tails slapping over
Those behinds,
Men.

One day they hold you in the
Palms of their hands, gentle, as if you
Were the last raw egg in the world. Then
They tighten up. Just a little. The
First squeeze is nice. A quick hug.
Soft into your defenselessness. A little
More. The hurt begins. Wrench out a
Smile that slides around the fear. When the
Air disappears,
Your mind pops, exploding fiercely, briefly,
Like the head of a kitchen match. Shattered.
It is your juice
That runs down their legs. Staining their shoes.
When the earth rights itself again,
And taste tries to return to the tongue,
Your body has slammed shut. Forever.
No keys exist.

Then the window draws full upon
Your mind. There, just beyond
The sway of curtains, men walk.
Knowing something.
Going someplace
But this time, I will simply
Stand and watch.

Maybe.


Maya Angelou



Hombres

Cuando yo era joven, solía
Mira detrás de las cortinas
Como los hombres caminaban y se acercaban por la calle. Ganadores, ancianos.
 jóvenes ásperos como la mostaza.
Los miraba. Los hombres siempre
Van a alguna parte.
Ellos saben que yo estoy allí. Quince
años de edad y muriendo por ellos.
Bajo mi ventana, se detienen,
con los hombros erectos, como 
los senos de una adolescente,
con las colas de su chaqueta golpeando 
sus traseros.

Hombres.



                                

Un día te sostiene en la
 palma de sus manos, amable, como si
fueses el último huevo crudo en el mundo. Entonces
presiona. Un poco.El
primer apretón es agradable. Un abrazo rápido.
Suave en su indefensión. Un poco
Más. El dolor comienza. Abre una
sonrisa que se desliza por el miedo. Cuando el
aire desaparece,
su mente se prende ferozmente, brevemente,
al igual que la cabeza de una cerilla. Destrozada.
Es tu jugo
el que se derrama por las piernas. Mancha sus zapatos.
Cuando la tierra se recompone,
 el gusto trata de volver a la lengua.
Su cuerpo se cierra. Para siempre.
No existe clave. 
Entonces la ventana se pliega
 sobre su mente. Ahí, al otro lado
desde el oscilar de las cortinas, el hombre camina.
Sabe algo.
Va hacia algún lugar.
Pero esta vez, me limitaré a
Ponerme en pie y mirar.

Tal vez.

Isabel Serrano





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