Sea o no nuestra heredad
las mujeres de mi familia , crisálidas fugaces, adquieren en la madurez
una apariencia de haz de luz que va de un cuerpo a otro
como el brillo de un viejo faro.
Tribu de férrea voluntad, heridas en condición de talasémicas,
nunca ceden ante el dolor ni exhiben sus maneras .
Dosifican los afectos con la misma constancia con que se reparten la herida.
No son viajeras constelaciones
ni conocen cartografía alguna, construyen con códices secretos
una particular arquitectura en la que no hay olvido posible.
Se dejan llevar por el arrebato
como si de una fórmula incompleta se tratase hasta quedar sin voz.
Princesas mutiladas ungidas de saliva, aceite que brama,
poco a poco, nos hemos convertido en nube noche
noche urna, la casa, los sueños, oxígeno en la luz, yo.
(del libro inédito Talasemia)
Una Tribu de verdaderas Artistas, de esas que saben elevar un Monumento a la Luz y al Amor a base de Sangre que no cesa.
ResponderEliminarUn Beso Luchador, Isabel.
Pues lo cierto es que sí, es una tribu muy particular,en mi familia las mujeres pasan el testigo así.
ResponderEliminarBesos