Más temprano que de costumbre me he despertado con el mismo cacareo. El gallo del vecino me habla sin parar de literatura comparada, de filosofía y de religión. A la vista de la desbordante muestra, mi decisión es irrevocable. Esta noche mataré al vecino a picotazos, luego me cenaré al bicho.
(Isabel S)
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