No hay
cuerpo (imágen Manuel Contreras)
Sobre
el que escancies tu promesa
Y
diluya el gesto,
Y todo
se va derramando
hasta
ser una verdad oculta.
El
rostro del pastor en la homilía,
del
comediante bajo la lluvia,
del
profeta sin sotana
del
prestidigitador sobre la cuerda.
El preciso
romper el cristal que te acoge
Para
que tus gotas de sabiduría
Hasta
de la cueva más profunda
adormezcan
los sentidos.
entonces
yo me dejaré toda
y
estallaré entre la copa.
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