Es de cosas más satisfactorias, de las que más disfruto, el poder conocer a artistas de la talla de ésta mujer. Cada vez que alguien así entra en mi vida me enseña un nuevo punto de vista del que intento aprender. Me he atrevido con una traducción sobre un poema suyo "Hombres" Me ha encantado y quiero que lo disfrutéis conmigo.
MEN
When I was young, I used to
Watch behind the curtains
As men walked up and down the street. Win men, old men.
Young men sharp as mustard.
See them. Men are always
Going somewhere.
They knew I was there. Fifteen
Years old and starving for them.
Under my window, they would pause,
Their shoulders high like the
Breasts of a young girl,
Jacket tails slapping over
Those behinds,
Men.
One day they hold you in the
Palms of their hands, gentle, as if you
Were the last raw egg in the world. Then
They tighten up. Just a little. The
First squeeze is nice. A quick hug.
Soft into your defenselessness. A little
More. The hurt begins. Wrench out a
Smile that slides around the fear. When the
Air disappears,
Your mind pops, exploding fiercely, briefly,
Like the head of a kitchen match. Shattered.
It is your juice
That runs down their legs. Staining their shoes.
When the earth rights itself again,
And taste tries to return to the tongue,
Your body has slammed shut. Forever.
No keys exist.
Then the window draws full upon
Your mind. There, just beyond
The sway of curtains, men walk.
Knowing something.
Going someplace
But this time, I will simply
Stand and watch.
Maybe.
Maya Angelou
Hombres
Cuando yo era
joven, solía
Mira detrás de
las cortinas
Como los hombres caminaban y se acercaban por la calle. Ganadores, ancianos.
jóvenes ásperos como la mostaza.
Los miraba. Los
hombres siempre
Van a alguna
parte.
Ellos saben que
yo estoy allí. Quince
años de edad y
muriendo por ellos.
Bajo mi ventana,
se detienen,
con los hombros erectos,
como
los senos de una adolescente,
con las colas de su chaqueta
golpeando
sus traseros.
Hombres.
Un día te sostiene en la
palma de
sus manos, amable, como si
fueses el último
huevo crudo en el mundo. Entonces
presiona. Un poco.El
primer apretón
es agradable. Un abrazo rápido.
Suave en su
indefensión. Un poco
Más. El dolor
comienza. Abre una
sonrisa que se
desliza por el miedo. Cuando el
aire desaparece,
su mente se prende ferozmente, brevemente,
al igual que la
cabeza de una cerilla. Destrozada.
Es tu jugo
el que se derrama por
las piernas. Mancha sus zapatos.
Cuando la tierra se recompone,
el gusto trata
de volver a la lengua.
Su cuerpo se cierra. Para siempre.
No existe clave.
Entonces la ventana se pliega
sobre su mente. Ahí, al otro lado
desde el oscilar de
las cortinas, el hombre camina.
Sabe algo.
Va hacia algún
lugar.
Pero esta vez,
me limitaré a
Ponerme en pie y
mirar.
Tal vez.
Isabel Serrano
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