Es insólito, analgésico, fulminante.
Ya no podrán cruzarse más en el pasillo
sin pensar en lo errores
sin prestar demasiada atención a los lados
ni siquiera se podrán imaginar el uno al otro
como lo hacen justo un momento antes,
un milímetro que los limita a ellos mismos,
auténticos desconocidos a mitad de cada vida,
antes de que lo casual juegue con ellos
y los condene a un destino de piel y sombras
(del libro "Quedarse con lo escrito")
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