En apacible belleza
sus cuerpos inocentes
aprenden el camino de la grieta
mudas, al transcurrir del tiempo.
Nadie conoce los nombres
de esos rostros infantiles
a golpes de gubia tallados
en gris monolito de piedra.
Solo los pájaros pasan de página
perfeccionando su vuelo
sobre letras condenadas
a ser siempre las misma palabras
sobre las frágiles manos
de desconocidas ilustradas.
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