Carlos Laínez- como es evidente en el blog-, es pintor de mi devoción. Ya conté en otro post anterior que pude disfrutar en primera fila la inaguración de su exposición" Gatos" el pasado 7 de noviembre. El motivo de ésta entrada es que a esa colección de gatos singulares ha añadido dos gatos más, y una de ellas es "Gata en el jardín", gata que me ha inspirado para hacerle un poema
Es individua hasta las uñas,
se pasea por el patio rozando la noche
registra el muro sigilosa buscando pájaros y lunas
corre, salta ,juega, y no quiere ser más que ga…tuna.
Tiene el lomo brillante y medio cuerpo brotado,
si se esconde es difícil de distinguir
porque no es una gata común, si se mira al espejo
ve una imagen en flor bruñida
de condición vegetal y aroma de felina.
Y con la cola dibuja flores y corazones al aire cuando medita,
Serie argentina animada en flash creada por Matías Tv, genial, llamada “Brigada comidita”(una empanada, un chorizo y un mate) en aventuras de capítulos cortos pero efectivos, muy divertida. Éste fragmento gira entorno a las malas palabras ,a mí me recuerda a la primera vez que busqué palabras guarras en el diccionario junto a mis compañeras de clase... hace unos 1500 años...; si ya que no los aparento.
No puedo evitarlo, siento verdadera pasión por ésta mujer y su particular forma de interpretar, a lo largo de su carrera se ha atrevido con todo desde rock a baladas, pero su habilidad para describir con música cualquier historia me emocionan, y ahora se atreve con los boleros en su nuevo disco"La pasión" y !madre mía es que es espectacular!, vean si no...
¡Sal del cuaderno!, así nunca podre empezar ésta maldita historia. Incómodo, cambió de lugar y pasó a sentarse frente a ella. La figura de papel que surgió desde uno los textos escritos la noche anterior lo perturbaba. Tengo que dejar esta costumbre de imaginarme continuamente a la misma mujer, cada día, siempre desde el mismo lugar- los apuntes sobre un relato que aún estaba en boceto y que no tenía claro como continuar- Las ideas siguieron sin venir. Su mente continuó vacía por unos minutos que le parecieron horas.
Se lamentó por hacer una comparación mental tan común y pensó sucesivamente en la mujer que a veces veía en la plaza, en cómo podría escribir sobre ella, e inventarle un pasado, un presente y quizás un futuro.
Lamentablemente la mujer no existía ni en su mente ni en la realidad, aunque le hubiese encantado que así fuera. Ni siquiera ficción podría haber sido, ya que para eso primero debía imaginarla solo una figura de papel, una silueta de palabras emergían de las blancas hojas.
Delicadamente, pero no sin decepción, se levanto de su dura silla y abandonó sus cálidos sueños de escritor, por lo menos momentáneamente. No conocía el mundo lo suficiente como para poder escribir sobre él, pensaba. Era arrogante creer que uno podía copiar y menos aún imaginar algo digno de lectura. Aquellos escritores a los que admiraba no eran entonces más que unos idiotas arrogantes. El odio y la frustración lo carcomían por dentro; la impotencia y el temor también hacían lo suyo. Al fin y al cabo siempre había sido el miedo, ese terror paralizante el responsable de que él no pudiese cumplir sus sueños. Sólo los valientes y los locos consiguen la adoración, y con más frecuencia los segundos. Salió a la calle, buscó entre la gente alguna mujer sobre la que poder inventar una historia, una cualquiera, de no encontrarla, abandonaría la estúpida idea y dejaría el tema de la escritura. Definitivamente hoy era el día más frío de su vida.
Se ajustó la bufanda, metió las manos en el bolsillo y comenzó a caminar a paso ligero. Recorrió cuadras y cuadras y pasó por dos plazoletas antes de encontrar a la mujer adecuada. Estaba sentada en un banco de madera, sola, rodeada inútilmente por centenares de personas que caminaban de un lado a otro como si no tuviesen rumbo. No era lo que había imaginado, esa mujer carecía de sentido para él. Se paró en seco en medio de la marabunta agitada que lo zarandeó de lado a lado. Se fijó en la mujer, la observó detenidamente, pensó que tampoco ella era como su figura de papel, se giró dándole la espalda y regresó a su casa . Durante el camino de regreso pensó que no valía la pena escribir algo tan absurdo, de todas formas quizás su mujer de papel era lo mejor que tenía para escribir.
Una vez en el interior se acomodó en la mesa donde solía escribir y esperó a que la mujer volviera a emerger de entre las palabras emborronadas. Esperó y esperó hora tras hora hasta que se quedó dormido.
A la mañana siguiente mientras se preparaba café oyó sisear desde el cuarto de al lado. Otra vez estoy delirando- pensó-, aun así se acerco a la puerta y giró el pomo, abrió despacio, y allí estaba en blanco y negro erecta sobre la páginas de un libro que el no recordaba, lo curioso era que el libro tenía escritura en l página derecha y la izquierda estaba en blanco. La mujer volvió a sisear para su estupefacción, no podía articular palabra, entonces le dijo la mujer
Ven conmigo, tengo algo para ti
No podía creerlo, necesitaba un psiquiatra por lo menos, cómo podía estar escuchando a una mujer de papel que sale de entre las palabras de un libro.
Ven, volvió a decirle, éste es el lugar que he elegido para ti- le repitió la mujer señalando la página en blanco-, dame la mano y camina conmigo, aquí encontrarás lo que buscas.
No se lo pensó agarró fuerte la diminuta mano de papel y cruzó al otro lado.
Cuando los inquilinos del inmueble recogían los enseres del antiguo propietario encontraron un libro sobre la mesa, su asombro fue enorme cuando vieron emerger dos figuras de papel de entre sus páginas abiertas, las dos páginas relataban la historia de un escritor y una musa, el niño pequeño de la familia se acercó para verlo, pero el padre en ese momento cerró el libro y lo guardo en el estante.
Éste relato lo he escrito para celebrar el día del libro que es hoy ,por si alguien no lo sabe- y lo he escrito inspirda por ésta imágen.
Un libro se puede utitlizar en cualquier parte, son infinitas sus formas, éste si que es un verdadero libro de bolsillo, podrias incluso llevar varios ejemplares, por si te cansas del mismo
...incluso podrias llevar encima una librería entera con éste pequeño, pequeñísimo formato, títulos como el quijote, o textos de Leonardo Da Vinci
cuyo interior no solo tiene palabras, también contienen ilustraciones
Ésta si que es una buena ocasión para aplicar el dicho de "el tamaño no importa", no hay excusa para llevar un libro con nosotros
Los libro son algo muy importante en mi vida, leer un libro me llena de satisfacción -aunque a veces sea algo duro, y lo digo por los libros que son tan densos que tengo que digerirlos poco a poco como por ejemplo el que estoy leyendo ahora "El fin del mundo y un despiadado pais de las maravillas" de Murakami-, pero tengo por costumbre no abandonar ninguno por mucho que me cueste- llevo alrededor de 6 años leyendo "Ulises de Joyce", y aún voy por la página 266 de 908, a éste paso necesitaré unos 18 ó 20 años, así que moriré en el intento... además suelo combinar novela y poesía- ahora leo "la nueva ciencia de los maetriales fundible" de Ruth Fainlight -
En mi casa los libros están por todas partes
ésta es mi libreria, pero en el salón donde suelo escribri adornan cualquier espacio
éste pequeño mueble acristalado guarda algunos de los que más aprecio, y no necesariamente tienen un valor físico, solo lo tiene para mi.
...y éste es otro rincón donde los libros -con cierto desorden- se amontonan, pero es muy socorrido elevarlos hasta -diria cielo-, el techo.
Quería compartir con vosotros mi particular mundo de libros, en una ocasión una persona fue a visitarme y me preguntó ¿los has leido todos?, lo cierto es que la mayoria de ellos ,conteste ante su cara de estupefacción; y en ese momeno pensé que era importante conocer lo que en tu casa habita, porque los tengo por toda la casa, en cualquier espacio, y cada ejemplar se acomodan como parte de nosotros.